«The Last Of Us», podría ser la mejor serie del año

Paréntesis

Ismael Ortiz Romero Cuevas 

Nunca he creído que las adaptaciones, ya sea en cine o televisión, de un juego de video exitoso sea la mejor idea; la historia con estas producciones nos da la razón, sin embargo, decidí darle una oportunidad a “The Last Of Us”, la nueva serie de la plataforma HBO Max no solo por la historia distópica que al menos a mí, me causa una gran fascinación, sino también porque leí los estupendos comentarios al respecto de los dos primeros episodios. 

Todavía estoy recuperándome del apoteósico final de “La casa del dragón” y HBO Max, llega con esta serie que, en serio, me atrapó desde el inicio y me atrevo a decir, que, aunque se ha estrenado en enero y corre apenas la primera semana de febrero, ya estamos ante la mejor serie del año, o quizá una de las candidatas para coronarse como tal. Y es que, aunque “The Last Of Us” está basada en el videojuego del mismo nombre, no es necesario ni siquiera conocerlo para disfrutar de una historia de drama y horror, enmarcada en un mundo destruido por una pandemia provocada por hongos y donde, además, algunos embelecos políticos complican de manera muy interesante la trama. 

Y es que esta producción de HBO Max va mucho más allá de los paradigmas establecidos y clichés impuestos por la televisión actual para este tipo de series. El mérito de “The Last Of Us” radica en que, a pesar de lo sobre explotadas que han resultado las historias de zombis, (sí, justo por la evolución tan vergonzosa de “The Walking Dead”), parece haber encontrado un punto diferente en la narrativa del drama lo que condimenta a los personajes de forma estupenda y hace que no soltemos el foco en que lo verdaderamente sustancial es la relación entre los protagonistas Joel (Pedro Pascal) y Ellie (Bella Ramsey), que además ofrecen una actuación fuera de serie, incluso, resulta que ponemos más atención en esos elementos y nos olvidamos que también es una estupenda adaptación del juego que la inspiró. De hecho, puedo decir que la serie acierta de forma magnífica en elementos en los que el videojuego no profundiza, que son justamente la atmósfera y la historia tan fascinante de los protagonistas, cargadas mucho más de melancolía que de escenas de acción. 

Y es justamente el impecable trabajo interpretativo de Pedro Pascal y Bella Ramsey, la pareja de protagonistas, el que quizá sea uno de los puntos torales en el éxito de la serie. Ambos logran un gran mimetismo con sus personajes, además de que hay una química que parece completamente orgánica en vez de actuada y eso provoca, que el público empatice de forma casi inmediata con ellos. Llega el punto en que queremos proteger a la pareja a toda costa, sea la circunstancia que sea. 

“The Last Of Us” se ha convertido en este corto tiempo del 2023, en uno de los productos más rentables y exitosos de HBO Max. Uno de los puntos interesantes de esta producción, es que está realizada nada menos que por Craig Mazin, creador y responsable también de la serie “Chernobyl”, el aterrador drama que cuenta el accidente nuclear y los esfuerzos  inútiles de la extinta URSS por mantenerlo en secreto, además de que el guion lo escribió Neil Druckmann, guionista y director creativo del juego de video, lo que nos garantiza que estamos ante una historia que vale mucho la pena ver; sin dejar de mencionar la estupenda partitura del gran Gustavo Santaolalla, que ha hecho que no me salte el ‘intro’ de la serie solo para escuchar su gran composición para la entrada. 

No hay que ser fan de los videojuegos y las consolas para disfrutar una serie que reivindica el género de zombis y post apocalípticos, porque “The Walking Dead” nos dejó con un muy mal sabor de boca, además, de que disfrutaremos de una historia que va más allá de las persecuciones y mordeduras llenas de carne y vísceras y que esperamos, con mucha vehemencia, que no se desponga en los episodios venideros. 

Mi Twitter:

@iorcuevas 

«Sagrada familia»: sin problemas, sería un cortometraje

Paréntesis

Ismael Ortiz Romero Cuevas 

En octubre del año pasado, se estrenó en Netflix la serie “Sagrada familia”, un drama creado por el cineasta mexicano Manolo Caro que según se dio a conocer, sería algo completamente diferente de las tramas que nos ofreció desde el inicio de su carrera. Sí, esas historias con gran influencia de Almodóvar, con personajes fuera de lo común y esa mezcla de drama con comedia que en realidad poco tenían de original. 

Lo cierto es que, a pesar de eso, las historias creadas por Caro siempre habían tenido buena recepción por parte de la crítica especializada y lo realmente importante, por parte del público. Con esa buena reputación, Netflix le dio luz verde para realizar una miniserie que ahora se centraría más en una trama de suspenso con drama, el resultado: “Sagrada familia”, un experimento que sonaba bien antes de su estreno gracias a que como sus protagonistas, encontrábamos a actores españoles de renombre: Najwa Nimri (Gloria / Julia), Alba Flores (Catherina / Edurne), Macarena Gómez (Blanca), Carla Campra (Aitana / Mariana), Alex García (Germán), Jon Olivares (Pedro) y Álvaro Rico (Marcos) entre algunos otros. Sí, todo pintaba para que en realidad fuera lo mejor que había hecho Manolo Caro hasta el momento, tal y como lo anunció. 

Me había resistido a ver esta serie a lo que al final caí, porque después de ver varios de sus trabajos, desde “No sé si cortarme las venas o dejármelas largas”, “Elvira: te daría mi vida, pero la estoy usando” y “Alguien tiene que morir”, claro, pasando por “La casa de las flores”, tenía la expectativa de que “Sagrada familia” no sería sorprendentemente novedosa, esperando ver el mismo tipo de personajes y trama al que nos tenía acostumbrados como público. Sin embargo, el primer episodio nos marca la notoria diferencia de que ahora, estamos ante una serie del género del ‘thriller’, que pasa por momentos de drama y eso, es un punto a favor de inicio. Otro de los elementos que al menos a mí me parece importante destacar, es que con “Sagrada familia”, Caro le rinde homenaje sin tapujos a los cineastas españoles que sin duda, han sido de gran influencia en su carrera: Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar y Alex de la Iglesia, presentándonos escenas muy similares a trabajos de esos directores de cintas como “Mujeres al borde de una ataque de nervios”, “Todo sobre mi madre”, “Hable con ella” y “La ley del deseo” de Pedro Almodóvar, “Tesis” de Alejandro Amenábar y “Balada triste de trompeta” y “El día de la bestia” de De la Iglesia, en serio, algo que yo no me esperaba, al menos no de forma tan evidente. 

Asimismo, hay que celebrar la actuación de Alba Flores, que al igual que con Nairobi de “La casa de papel”, se vuelve a robar la cámara en prácticamente toda la historia. Y aunque su personaje es una especie de villana, es tal la calidad de su actuación que al menos yo, he terminado empatizando un poco con Catherina y aplaudiendo su brillante interpretación. Caso contrario sucede con Najwa Nimri y Macarena Gómez, que a pesar de que son actrices realmente sorprendentes, pareciera que aquí solo se pusieron en automático y se dejaron llevar por la situación, y mientras se nota que Flores disfrutó su trabajo a más no poder, es notorio también que Nimri y Gómez sufrieron a sus personajes. 

Pero ¿qué sucede en realidad con “Sagrada familia”? La historia es entretenida y nos mantiene al borde de la intriga al presentarnos casi a cuentagotas los elementos clave de la serie para desenmarañar todo el ‘batiburrillo’. Sin embargo, llega el momento en que la trama parece no avanzar provocando (al menos en mí), una desesperación terrible al darle vueltas a la misma situación por un tiempo prolongado. Es increíble también, como Netflix, siendo generalmente políticamente correcto en sus producciones y en este tiempo donde existe el “me too”, se preste a hacer una serie que muestra a mujeres que expongan sus aterradores rasgos de personalidad canalizándolos al fungir como madres, protectoras y proveedoras, sí, una especie de Jack Torrance de “El resplandor”, pero en mujer. Eso, me dejó no solo reflexionándolo sino sorprendido y créanme, no de manera tan grata. 

No puedo decir que no hay qué ver “Sagrada familia”, pues hay elementos que, créanme, valen mucho la pena, pero también hay que reconocer que hay situaciones que no están del todo bien logradas, además de que la historia pareciera que se alarga de manera forzada y se estanca en varias ocasiones, pudiendo ser sin problemas un cortometraje de unos veinte minutos. 

Mi Twitter: 

@iorcuevas

«1899»: una serie de alto impacto

Ismael Ortiz Romero Cuevas

Creí que este año, no habría una serie que me sorprendiera más que “La casa del dragón” de HBO Max, aunque desde hace unos meses, sabía que Netflix estrenaría la nueva producción de Baran bo Odar y Jantje Friese, el mismo equipo creador de la obra maestra llamada “Dark”, y que llevaría por nombre “1899”, a la que, en efecto esperaba con cierto interés, pero que supuse, no estaría a la altura de “Dark” por obvias razones. Gran equivocación. 

Y voy a comenzar explicando por qué no tenía tantas expectativas con “1899”. Para mí, “Dark” es una verdadera obra maestra de principio a fin. Es una serie que no deja un cabo suelto, además de que presenta una historia consistente y llena de sorpresas, una fotografía impecable y bellísima, sin pasar por alto el desarrollo de cada personaje que simplemente es uno de los mejores elementos de la serie, reconociendo además, la increíble dirección de ‘cast’ pues los actores son prácticamente idénticos en sus versiones infantiles, adultos y ancianos. También, porque manejó de forma sumamente inteligente el tema de los viajes en el tiempo, vamos, lo hizo como ninguna otra producción televisiva o cinematográfica lo había hecho hasta ese momento, presentando esos acontecimientos hasta ahorita imposibles, con un argumento científico que al menos a mí, me voló la cabeza por semanas. “Dark” no es una historia fácil y que requiere de toda la atención y concentración del espectador, pero que actualmente es reconocida como una de las mejores series televisivas de todos los tiempos. 

Mi afirmación obvia por ello era: ¿qué de novedoso me puede ofrecer “1899”, cuando su hermana “Dark” ya hizo que me sorprendiera como hacía mucho no lo hacía una serie? Y quizá esa fue la pregunta que hizo que en realidad esperara la serie con cierto entusiasmo, porque ya vimos la capacidad de los esposos Baran bo Odar y Jantje Freise para desarrollar una historia compleja, pero no tenía mayores expectativas. Y mi sorpresa fue mayor, “1899” resultó ser una serie de tan alto impacto, que sí puede estar a la altura de su antecesora. Esta vez, la historia se desarrolla en el barco “Kerberos”, que realiza un viaje de Europa a América. Desde el inicio, nos encontramos con la noticia de que otro barco, llamado “Prometheus” tiene cuatro meses desaparecido con todo y los pasajeros y tripulación; de pronto, el “Kerberos” recibe un mensaje de auxilio nada menos que del “Prometheus”, por lo que el capitán Eyk Larsen (Andreas Pietschmann), decide ir en su ayuda pese a la negativa de sus pasajeros. 

Y a partir de ese acontecimiento, “1899” comienza a tener un proceso monumental. Nos encontramos prácticamente la misma fórmula de “Dark”: muchos personajes, frases profundas, detalles que cobran importancia en el desarrollo, símbolos y elementos que se convierten en clave para el desenlace; y aunque esto nos suene familiar, bo Odar y Freise comienzan a separarse del estilo de la serie que los encumbró para ofrecernos una narrativa aún más vertiginosa y presentando personajes que se despliegan a lo largo de la trama justificando los motivos para actuar como lo hacen. Y ese es un punto digno de reconocer de los cineastas, pues desde “Dark” siempre han apostado por la inteligencia de su audiencia y el desarrollo de los personajes en “1899” sin duda, lo hace patente. Poco a poco, esos elementos y los protagonistas con todo y sus miles de secretos comienzan a hilvanar la historia que se va tornando más sugestiva y misteriosa, hasta llegar a un final de temporada que los dejará con las emociones a flor de piel y con la cabeza dando vueltas. Sí, realmente es impactante, de lo mejor. 

Los hechos vinculados con ambos barcos, así como los simbolismos que se desarrollan a lo largo de la historia, recrean un conflicto personal y filosófico, donde se plantea que la mente y las emociones, juegan un papel fundamental en la toma de decisiones de todas las personas, y esos juegos mentales de los cuales, somos presas como seres humanos, están bien representados por el “Kerberos” y el “Prometheus”, como el equilibrio de lo que la mente y las creencias trascienden en el comportamiento humano. Y esta historia de misterio y ciencia ficción, realiza una certera metáfora de las personas y la sociedad, que parece ser, puede estar más desequilibrada que cuerda. De ese tamaño resulta “1899”, una producción imperdible. 

Disponible en Netflix, la serie es protagonizada por Emily Beecham (Maura Franklin), Andreas Pietschmann (capitán Eyk Larsen), Lucas Lynggaard Tønnesen (Krester), Aneurin Barnard (Daniel), Miguel Bernardeau (Ángel), Maciej Musiał (Olek), Anton Lesser (Henry),  Jonas Bloquet (Lucien), Rosalie Craig (Virginia), Clara Rosager (Tove), Yann Gael (Jérôme),  Mathilde Ollivier (Clémence), José Pimentão (Ramiro), Isabella Wei (Ling Yi), Gabby Wong (Yuk Je), Tino Mewes (Sebastian), Isaak Dentler (Franz), Cloé Heinrich (Nina), Alexandra Gottschlich (Karina), Joshua Seelenbinder (Eugen), Niklas Maienschein (Wilhelm) y Maria Erwolter (Iben). Ya está cerca el fin de semana y no se pueden perder esta increíble serie. 

Mi Twitter: 

@iorcuevas 

¡Que comience la danza de los dragones!

Ismael Ortiz Romero Cuevas

El martes pasado, iba a escribirles sobre el final de temporada de “La casa del dragón”, sin embargo, la aparición de Henry Cavill como Superman en “Black Adam” se convirtió en tendencia mundial desde el domingo, así que decidí esperar hasta hoy jueves para reflexionar un poco sobre el episodio 10 de la serie de HBO Max y que llevó por título “La reina negra” y que simplemente, nos dejó con el corazón en vilo y la emoción al máximo. 

Tengo que confesarles que desde el final de la tercera temporada de “Game Of Thrones”, no había sentido tanto tormento y hasta temor por el rumbo que tomaría la serie por aquellos acontecimientos de “La boda roja” en aquella emisión. Debo confesarles también, que no soy fanático de los libros de George R. R. Martin de donde se basa la producción televisiva, por eso, cada advenimiento me parece una sorpresa de tamaño descomunal, pues ahora prefiero ver la serie antes de leer el libro y no arruinar mi sorpresa, aunque con lo que ocurrió en este último episodio, creo que no resistiré más y compraré mi ejemplar de “Fuego y sangre”. Lo que sí es que, como su antecesora, “La casa del dragón” deja patente de que ningún personaje está a salvo en la trama, aunque pareciera que tendrá mucha importancia en el desarrollo. 

Y como era de esperarse, el conflicto por el trono de hierro de “Westeros” tomó un rumbo mortífero, pues desde un poco más de la mitad de la temporada, nos hicieron saber la intención de Alicent Hightower (Olivia Cooke) de traicionar a Rhaenyra Targaryen (Emma D’Arcy) y sentar en el trono de hierro a uno de sus hijos, en este caso a Aegon Targaryen II (Tom Glynn-Carney) y despojar a la heredera al trono, pese a que su padre, el rey Viserys (Paddy Considine) así lo había decidido. Sabíamos que un tremendo conflicto político que costaría vidas estaba por venir, incluso por lo que se había mencionado en “Game Of Thrones”, sin embargo, el cierre del episodio y de la temporada fue tan feroz, que no sabemos hasta qué punto llegará la crisis por cumplir la voluntad del rey Viserys. 

En este último episodio, es donde nos hicieron saber que lo más brutal en el conflicto entre la misma familia Targaryen y que marca el principio del fin de su reinado en “Westeros”, está por venir, pues al menos yo, no recuerdo un cierre de temporada tan pujante como este de “La casa del dragón”, y no solo por las brillantes actuaciones de todo el elenco y la producción misma, que nos entregó una belleza en la pantalla sin precedentes en todo sentido, además de que hay que reconocer el gran trabajo histriónico de Ewan Mitchell interpretando a Aemond Targaryen y del joven actor Elliot Grihault como Lucerys “Luke” Velaryon que sin duda, se robaron el episodio; sino porque sentaron la base para sembrar en el espectador el interés por los acontecimientos venideros y que seguramente serán tan atroces como desgarradores; en pocas palabras, nos hicieron entender que lo más sanguinario está por venir; que la danza de los dragones, está por comenzar. 

“La casa del dragón” se convirtió en una de las series hechas para el ‘streaming’ más exitosas del 2022, solo por debajo de “Stranger Things” de Netflix y la más triunfante de HBO Max desde su llegada a América Latina, por lo que la plataforma no tardó en anunciar que la segunda temporada ya está en desarrollo, teniendo nuevamente como escenario principal lugares de España como Cáceres, la Plaza Mayor de Trujillo, el Castillo de la Calahorra de Granada y los Jardines de Santa Clotilde de Lloret de Mar, entre algunos otros. También ha confirmado que esa segunda entrega, podría llegar a la plataforma entre el verano y otoño de 2024, pues como sabemos la producción en todo sentido es inmensa y el añadido de esos imponentes efectos especiales, toma su tiempo.  

Pero ahora que los diez episodios que conforman la primera temporada están completos en HBO Max, es momento de disfrutarlos de corrido y ser testigos del inicio de una de las guerras más grandes que la ficción entregará. 

Estimados lectores, por las fiestas de Todos Santos, tomaré un breve descanso la semana que viene, así que nos leemos en los espacios de costumbre el próximo 08 de noviembre. ¡Felices fiestas de Todos Santos!

Mi Twitter: 

@iorcuevas 

Entre anillos y dragones

Ismael Ortiz Romero Cuevas 

El domingo pasado, llegó a la plataforma de HBO Max, el octavo episodio de “La casa del dragón”, que llevó por título “El señor de las mareas” y que ha sido calificado por especialistas y el público, como el mejor hasta el momento. Y es que no cabe duda que la precuela de “Game Of Thrones” ha sido recibida no solo con entusiasmo por parte del público, sino que ha convencido a la crítica, que también se ha volcado hacia ella con comentarios halagadores, situación que la ha convertido en una producción digna de su antecesora. 

En el mencionado episodio de “La casa del dragón”, se revelan muchas situaciones que serán claves en el resto de la historia y que impactan incluso, 200 años después, cuando sucedan los acontecimientos de “Game Of Thrones”, además de que fuimos testigos de una brillante actuación de Paddy Considine, que encarnando al rey Viserys Targaryen, se llevó el reconocimiento de público y críticos, incluso, pidiendo  de manera anticipada que el próximo premio EMMY a Mejor Actuación Masculina, sea para él.

En efecto, la serie de HBO Max, ha generado aclamación prácticamente unánime tanto de usuarios como de especialistas, pues la plataforma ha sabido narrarla de manera digerible para los seguidores, aún, cuando no hayan leído previamente la novela “Fuego y sangre”, historia que se deriva de la saga “Canción de hielo y fuego”, que rememora la historia de la familia Targaryen, cuando ocupaba el trono de hierro. Y es que el estudio ha sabido mantener el tono que hizo célebre a “Game Of Thrones”, conjuntamente de que el público ya mantiene cierta familiaridad con escenarios y situaciones narradas, además de que la narrativa y el ritmo siguen siendo un elemento vital para mantener el interés en la serie que poco a poco se está convirtiendo en un fenómeno similar al que fue su predecesora; sin menospreciar que la producción sigue siendo simplemente espectacular. 

Caso aparte es “El señor de los anillos: los anillos del poder” de Amazon Prime Video. Sin duda una serie con una producción espectacular y elementos visuales bellísimos, además de que la estética se asemeja mucho al universo presentado por Peter Jackson en la trilogía de películas de “El señor de los anillos” a inicios de la década del 2000. Sin embargo, a diferencia de “La casa del dragón”, esta serie no ha podido posicionarse con la fuerza que se esperaba, a pesar de contar con actuaciones realmente magníficas y donde es notorio que por dinero no pararon. 

Lo que ha sucedido con la serie de Amazon Prime Video como un primer punto, es que la pusieron a competir con una precuela de “Game Of Thrones”, que como sabemos, es una marca (por llamarle de alguna forma) ya posicionada y con una reputación indiscutible de una buena producción, aún y con lo criticada que fue su última temporada. El otro punto y quizá el responsable de no hacerla despegar a un gran nivel, es que el planteamiento de la historia a partir del capítulo dos, resultó parsimonioso si lo comparamos con lo poderoso que fue el primer episodio, además de que para la mayoría de los personajes tienen que desarrollar su historia minuciosamente para que converjan en la trama de los libros y las películas que ya conocemos. Y aunque pareciera que justamente ese es un punto en común con “La casa del dragón”, resulta que por la complejidad en la historia de origen de “El señor de los anillos”, sea necesario el tratamiento con más detalle de cada personaje, para que su evolución pueda tener congruencia con la historia de Tolkien, pues como sabemos, “El señor de los anillos: los anillos del poder” es un guion creado expresamente para la televisión. 

Con eso, no quiero decir que la historia de George R. R. Martin no tenga sus complejidades, sin embargo, pareciera que por el éxito y la manufactura más reciente de “Game Of Thrones”, el público considerara estar mucho más adaptado con la casa Targaryen que con los Pelosos y el origen de Sauron. Y aunque muchas opiniones se han dividido con respecto a ambas producciones de fantasía, no podemos decir que una sea mejor que la otra y menos, una más interesante que la otra. Lo que sí, es que ambas cuentan con producciones fastuosas, actuaciones estupendas, personajes entrañables y sobre todo, con valores para volverse verdaderos clásicos del ‘streaming’. El episodio final de “El señor de los anillos: los anillos del poder” estará disponible en Amazon Prime Video este viernes 14 de octubre, mientras que el próximo 23 de octubre será el final de temporada de “La casa del dragón” en HBO Max. En mi opinión, no hay que perderse ninguna de las dos. 

Mi Twitter: 

@iorcuevas 

«Dahmer»: desmembrando al monstruo

Ismael Ortiz Romero Cuevas 

Hay que ver “Dahmer-Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer” de Netflix por muchas razones y no solo porque está basada en terroríficos hechos reales, sino porque desde el primer episodio nos presenta una historia de un asesino serial, que nos deja impresionados por la maldad casi natural del personaje principal y que aunque posee elementos sumamente sugestivos, nos llena de sinsabores, miedo, enojo y tristeza.

Y no es que justifique al villano, sino lo interesante de esta serie es justamente que no se enfoca en realizar una especie de continuación de “American Crime Story”, por cierto, creada también por Ryan Murphy; sino que explora de manera esmerada la psique del asesino serial Jeff Dahmer “el carnicero de Milwaukee”, interpretado de manera grandiosa por Evan Peters, y que de alguna manera, argumenta el desequilibrio mental que lo llevó a realizar tan escalofriantes asesinatos, el rechazo a su persona y sobre todo, las vivencias que su mente no tolera para convertirse en un verdadero monstruo, tratando de controlar a toda costa a sus víctimas. 

Una de las situaciones que hay que agradecer a los guionistas y producción de “Dahmer-Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer”, es que crean una verdadera ‘crime story’ que se centra en la óptica de las víctimas y no en la historia biográfica o a la investigación que causó la detención del criminal en 1991, después de trece años de esquivar la cárcel. Ese simple cambio de visión en la narrativa hace que la historia resulte no solo refrescante, sino novedosa precisamente porque se aleja de lo que los estándares que la televisión marca en la realización de las series de este género, sobre todo por lo sobre explotada que ha sido la historia de Dahmer en otros dramas y documentales. 

Y ese estilo de narración lo podemos ver desde el primer episodio, que resulta cardiaco en su desarrollo y visualmente una belleza, donde somos testigos del ‘modus operandi’ de Dahmer, del cortejo a sus víctimas, de la elegancia y sofisticación de su comportamiento, mostrando con una actuación prodigiosa de Peters, cómo disfruta el enamorar a los chicos adolescentes que serán sus caídos, pero además, como somos testigos haciéndonos conscientes que el tiempo de su nuevo enamorado corre en contra. Los productores y directores saben la calidad histriónica de Evan Peter y aprovechan cada gesto, cada movimiento y cada caminar que el actor le otorga a su interpretación, haciendo de ese toque glamuroso del personaje, resulte esta vez aterrador; sin embargo no hace a Dahmer la estrella del ‘show’, al contrario, el guion nos lleva a los orígenes solo en momentos necesarios, para contextualizar el comportamiento errático del asesino para tratar sin piedad a las filias que el personaje creó por su dura infancia. 

Uno de los puntos más criticados de manera negativa de “Dahmer-Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer”, es que el creador, Ryan Murphy se ha quedado algo “contenido” con respecto a la forma de desarrollar sus historias, que generalmente concluyen de manera más explosiva y eufórica. Sin embargo, el tono de la serie y la fineza con que han retratado temas tan delicados como el tratamiento a la comunidad LGBTTTQ+, a los familiares de las víctimas y a la producción misma, justifica que la serie lleve un ritmo que no es típico en sus historias, lo que la hacen un documento digno de disfrutar, reflexionar y entender. 

Las emociones fuertes de hacen presentes con “Dahmer-Monstruo: la historia de Jeffrey Dahmer” que resulta una serie tan interesante como aterradora, además que es minuciosa con los detalles y que algunos en serio que nos vuelan la cabeza. Esta serie de diez episodios de aproximadamente 50 minutos de duración es protagonizada por: Evan Peters, Niecy Nash, Molly Ringwald, Michael Learned y Richard Jenkins y de verdad, vale mucho la pena. 

Mi Twitter: 

@iorcuevas